Últimamente, si llevas a tu perro, gato o incluso a tu hurón al veterinario, puede que te hayas encontrado con algunas “novedades”: recetas electrónicas con código PIN, necesidad de tener el microchip sí o sí, y más de un “no puedo darte esto sin receta, lo siento”. Todo esto no es casualidad, y tiene un nombre (con número y todo): la nueva ley veterinaria, más concretamente, el Real Decreto 666/2023, que entra de lleno en vigor este 2025.
Y aunque la idea detrás de esta ley veterinaria 2025 es buena —evitar el uso indiscriminado de medicamentos, sobre todo antibióticos—, la forma en la que se está aplicando deja bastante que desear. Hoy quiero contártelo tal cual, sin tecnicismos y con el punto de vista de quien cree que esta ley, tal y como está pensada, pone muchas piedras en el camino de quienes cuidamos de nuestros animales.

PRESVET: lo que suena a app del futuro, pero agobia en el presente
Uno de los puntos más llamativos de la nueva ley veterinaria 2025 es el sistema PRESVET. Es una base de datos donde l@s veterinari@s deben notificar cada vez que recetan un antibiótico. Esto incluye a los animales de compañía: sí, también a tu gato con cistitis o tu perro con otitis.
¿El objetivo? Llevar un control del uso de antibióticos para luchar contra las resistencias bacterianas. ¿El problema? Que esto se traduce en más burocracia, más papeleo y menos tiempo clínico real.
Microchip obligatorio (aunque tu gato tenga 17 años y nunca salga de casa)
La nueva ley veterinaria exige que cualquier receta vaya vinculada a un animal identificado. Y eso, en la práctica, significa: si no tiene microchip, no hay receta. Por mucho que tu mascota esté claramente contigo desde hace años, si no está identificada oficialmente, al veterinario le ponen muy difícil justificar cualquier tratamiento. Así que ahora más que nunca, tener el microchip actualizado no es solo un tema de seguridad… es una exigencia legal.
¿Botiquín veterinario o misión imposible?
La ley permite que los veterinarios (sobre todo los que trabajan a domicilio) tengan un “botiquín” con medicamentos para usar en consulta. Hasta ahí, perfecto. El problema está en cómo lo regula: registros infinitos, autorización de cada paso, justificación de cada uso… Y si se equivocan, aunque sea por una coma, pueden enfrentarse a sanciones de hasta 3.000 euros.
Imagina hacer una visita urgente, atender a tu perro con fiebre y tener que estar, a la vez, rellenando formularios para no saltarte la ley. ¿Y si no tienes conexión? ¿Y si se cuelga la plataforma? Pues toca apañarse, porque el sistema no perdona.

Recetas electrónicas: buena idea, pero con baches
La receta electrónica suena moderna, práctica, ecológica… y lo es. Pero no todas las farmacias están preparadas para gestionarlas. No todos los veterinarios tienen acceso estable a Internet en cada visita. Y no siempre todo va como debería. Si usas plataformas como Prescrivet, bien. Pero si no, toca notificar manualmente. Uno a uno. En Excel. Antes de 15 días. Una locura.
¿Y tú, como propietario, en qué te afecta esta ley veterinaria 2025?
En bastantes cosas:
- Ya no puedes pedir “lo de siempre” sin pasar por consulta y receta.
- Te pedirán el número de microchip casi como si fuera el DNI del animal.
- Tendrás que ir a farmacias que estén familiarizadas con la receta electrónica (no todas lo están).
- Si tu veterinari@ se equivoca en algo administrativo, puede tener un problema legal… aunque el tratamiento haya sido correcto.

En resumen…
La nueva ley veterinaria tiene buenas intenciones, pero en lugar de facilitar un uso responsable de los medicamentos, ha convertido el acto de tratar a un animal en una carrera de obstáculos burocráticos. Y quienes pagan las consecuencias no son solo los profesionales: también tú, que como tutor/a, te encuentras con más trabas para conseguir un tratamiento rápido y eficaz para tu compañero peludo.
Desde Blamaco, no decimos que no haya que regular. Pero sí pedimos sentido común. No es lo mismo una clínica rural con 500 cerdos que una visita a domicilio para una gata con fiebre. Esta ley mete todo en el mismo saco, y eso no ayuda a nadie.
¿Quieres ayudar a tu veterinari@?
- Ten siempre el microchip al día.
- Guarda bien las recetas electrónicas y los códigos que te den.
- Pregunta sin miedo, pero entiende que hay cosas que ya no pueden hacerse “como antes”.
Porque sí, la ley ha cambiado, y para bien o para mal, todos tenemos que adaptarnos. Pero eso no significa que tengamos que hacerlo sin cuestionar lo que no funciona.